Ahh Palermo burrero
mi alma no quiere recordarte
nunca volveras a ver mi rostro
ni tus antrios de la perdicion
veran jamas un solo centavo mio
Por una cabeza de un noble potrillo
que justo en la raya afloja al llegar
y que al regresar parece decir:
no olvides, hermano,
vos sabes, no hay que jugar
Pero nunca dejaste de jugar
y te llego un final amargo
digno de tu ley, aunque
aquellos equinos inocentes
no fueron los que te velaron
sino que entre la frialdad de
maquinas tragavidas y una
ruleta de la muerte, exhalaste
el espiritu una madrugada de abril
Solo Dios sabe
por que odio
la timba
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