lunes, 30 de junio de 2008

los noajidas no tienen el Espiritu santo

Algunos noajidas que se jactan y se jactan de sus 7 preceptos en vez de ver como los ponen en practica, se ponen a leer los evangelios a ver si pueden encontrar errores en el salvador, como no lo consiguen hacen sofismas diciendo que los siguientes pasajes se contradicen:
Mateo 5:43
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 5:44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; 5:45 así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.

Mateo 10:34-36
“No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.”

Mateo 10:37-38
“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.”


Lucas 12:49-53
“Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.”

Se contradice el mandamiento de amar a los enemigos, con la profecia de Nuestro Señor? para nada...
dice odia a tu padre? dice odia a tu madre? dice odia a tu suegra? dice odia a tu nuera? dice no honres a tu padre y a tu madre? dice no honres o respetes a tu suegra o tu nuera para nada...

Veamos cual es la verdadera interpretacion de este pasaje:

Jesús ya fue bautizado en el río Jordán por Juan el Bautista, pero aquí nos dice Jesús que debe ser bautizado ¿A qué bautismo se refiere?

Evidentemente está refiriéndose a su inmersión en la muerte de la cruz. Y así lo entendió el apóstol Pablo cuando escribió: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” (Romanos 6:3) Porque “bautizar” significa “sumergir”. Primeramente Jesús fue sumergido en el agua y ahora sería sumergido en la muerte, por eso se angustiaba tanto hasta su cumplimiento

Cuando Jesús nació una hueste de ángeles decían “y en la tierra paz” y cuando envió a sus discípulos a predicar, les dio instrucciones para que en el saludo digan “Paz sea a esta casa”. También enseñó sobre la paz diciendo “tened paz lo unos con los otros” y en su último discurso dijo “la paz os dejo, mi paz os doy” ¿Por qué ahora les dice “No penséis que he venido para traer paz a la tierra, sino espada?

El Reino de Dios vino a la tierra por medio de Jesucristo, donde ya estaba establecido el reinado del mal. La venida de Jesús confrontó a los dos reinos, y el reino del mal reaccionó con violencia. Porque siempre que el reino del Señor avanza, los poderes satánicos reaccionan para poder retener sus dominios. Jesús lo explicó así: “Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.” (Lucas 11:20-21) Los poderes del mal se atrincheran primeramente en la familia, donde es más difícil desalojarlos. Por eso Jesús anticipó esta lucha diciendo: “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra” “Los enemigos del hombre serán los de su casa.” Cuando esos poderes son vencidos, entonces, el Príncipe de Paz, que es Jesucristo, comienza a gobernar con su paz.

¿Qué quiso decir Jesús con la sentencia “no es digno de mi”?

La palabra “digno” en griego axioV (áxios) significa también “meritorio, propio, justo, conveniente”. En otras palabras, Jesús dijo: “El que quiere a su padre o madre más que a mí, no merece estar conmigo” o “no es justo que esté conmigo”. Las fuerzas del mal se ocultan en los sentimientos y las lealtades y tradiciones familiares. Aquellos que se “juegan” por Jesús, si perseveran, a la corta o a la larga podrán ganar a toda su familia para Cristo.

Qué significa tomar la cruz y seguir a Jesús?

La cruz en la antigüedad era un símbolo de tortura, sufrimiento, vergüenza y muerte. La cruz la llevaban los condenados a la pena máxima. Pero la diferencia que establece Jesús es que los condenados a muerte eran llevados a la fuerza con la cruz a cuestas, en cambio los seguidores de Jesús voluntariamente deben cargarla. “y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. Vemos aquí que para ser considerados dignos de Jesús debemos hacer dos cosas: Primero: Tomar la cruz. Esto significa aceptar la vergüenza y el rechazo de los que no creen, es sufrir la agresión con mansedumbre, es bendecir a los que maldicen y hacer bien a los que insultan. Segundo: Seguir a Jesús, es decir, obedecer sus mandamientos y depender de él en los planes y proyectos. Los que toman su cruz y siguen su propio camino, toman sus propias decisiones tampoco son dignos de Jesús. Las dos condiciones van juntas y son inseparables.

domingo, 29 de junio de 2008

Un rabino que cree en jesus en protestante digital

Éxito internacional del libro de un rabino que rebate al judaísmo por no aceptar a Jesús como Mesías.
El rabino y escritor, Dan ben Avraham, trata en su nuevo libro "¿Por qué los judíos no aceptan a Jesús?" una serie de cuestiones que responden a siglos de confusión y conflicto entre el pueblo judío y el mundo cristiano, defendiendo a Jesús como Mesías.
Durante casi 2.000 años, el pueblo judío, como nación, ha rechazado a Jesús como Mesías. Las razones dadas son muchas. La obra literaria sale a la luz pública después de una intensa investigación histórica y teológica, según el autor, y revela las que él considera realidades que durante siglos han sido guardadas en el seno del judaísmo y completamente desconocidas para la mayoría de los cristianos. OPOSICIÓN JUDÍA Según manifestó el autor, a su paso por España, el pueblo hebreo como nación, no considera que Jesús haya cumplido con ninguno de los requisitos mesiánicos establecidos por el judaísmo para que pueda ser aceptado como el Mesías anunciado en las profecías de la Torah (los libros de la Ley judíos, que coinciden con el Antiguo Testamento protestante, que excluye los libros de Judith y de los Macabeos con respecto al Antiguo Testamento católico). Además, Dan ben Avraham dijo que los maestros judíos han enseñado y enseñan que el cristianismo contradice la teología hebrea y que es algo inaceptable para el judaísmo. Avraham añade también que lo habitual en círculos académicos rabínicos se considera que los textos bíblicos usados por los cristianos para probar que Jesús es el Mesías han sido manipulados o mal traducidos para encajarlos con su idea de la persona de Jesús. El autor continúa diciendo que estos círculos judíos argumentan como una razón de peso en esta idea de la deformación de la teología bíblica de los cristianos que si Dios no acepta los sacrificios humanos, el sacrificio de Jesús es una completa negación de las Escrituras hebreas.
RESPUESTAS DEL LIBRO El autor, conocido ampliamente en el mundo hispanohablante y un especialista en el tema de las raíces hebreas del cristianismo, responde a las objeciones de los eruditos judíos con evidencias tomadas del propio judaísmo. Dan ben Avraham pretende demostrar que las razones por las cuales Yeshua (Jesús) ha sido rechazado hasta ahora por el pueblo judío, obedece a razones que van más allá de las objeciones levantadas. Al responder una por una a las objeciones contra la mesianidad de Jesús, el autor pretende demostrar que efectivamente, el rechazo de Yeshua (Jesús) por el pueblo judío forma parte de un macro-plan divino que culminará con la aceptación de Yeshua como Mesías por el pueblo judío. Las principales cuestiones que trata el libro de Avraham son si Jesús cumplió las profecías mesiánicas, el hecho de si el cristianismo contradice o no la teología judía; si la vida y la persona de Jesús cumplió con los requisitos del Mesías; y finalmente si los versículos bíblicos referentes a Jesús son traducciones “cristianas” correctas o incorrectas del texto hebreo de las Escrituras.
LLAVE INTERPRETATIVA De esta forma el escritor se propone entregar una llave exegética y profética que permita a los creyentes estar listos para responder a las que él considera difamaciones contra la mesianidad de Yeshua (Jesús). No sólo ante el judaísmo, sino frente a la corriente moderna que viene dándose últimamente por medio de libros y películas, como el Código Da Vinci y otras. En la opinión del autor "esas obras forman parte de una conspiración internacional con la mira de preparar el camino para la aparición del último y más peligroso falso Mesías conocido por la humanidad". El lanzamiento oficial del libro se ha realizado paralelamente en México, Estados Unidos y España, y el éxito que ha tenido ha provocado una demanda que ha roto por completo todas las expectativas de la editorial Sefarad Publishing House.
UN RABINO ESPECIAL Dan Ben Abraham tiene su sede en Miami, Florida. Su nombre verdadero es Daniel Hernández, nacido en Cuba y por muchos años respetado pastor bautista que trabajó en la república de Venezuela. Un día decidió adentrarse en el conocimiento del mesianismo bíblico. Su intención era alcanzar a los judíos para Jesús y comprometer a la iglesia evangélica a interceder por la nación de Israel. Tras profundizar en lo que la Torá y el Talmud enseñan, conociendo a fondo la cultura del pueblo de Israel, informa Mario Fumero que se entregó de lleno a sus costumbres y prácticas, y dejó de ser Daniel Hernández para llamarse el rabino Dan Ben Avraham. Según afirma Fumero el deseo que manifiesta Avraham no es "judaizar" a los gentiles, sino buscar las raíces judías del cristianismo; aunque el mismo Fumero cree que la idea de Dan Ben Avraham es que el cristianismo se fusione dentro del judaísmo como una corriente más, algo que considera incorrecto. Sin duda, una parte de las cuestiones importantes que centran el interés y el debate en la estrecha relación existente entre el cristianismo evangélico y el judaismo mesiánico.

Lisa de Gustavo Cerati

Lisa tiene un amor de ultra mar
Brilla en la oscuridad
Su sabor a la primera vez
Me hace volver aprender,
Don, don, don,
Don, don, don
A respirar.
Siempre fue divertido correr
Dejar este mundo detrás
Hoy la atsmósfera comprime sus pies.
Ella en mi chica lunar,
Don, don, don
Don, don, don
Chica lunar.
Mantarraya enséñame más
Tu habilidad de nadar
Ella es mi espejo y refleja lo que soy
Suele ser duro aprender,
Don, don, don
, Don, don, don,
A respirar.
Cuando me hundo en el mar
De la fertilidad
Un silencio visual
Es la fauna besar
Reflejando el color del sol.

http://es.youtube.com/watch?v=HnWOuadcwDU

Muy Junto a vos

La casa vacía,
el pasillo es infinito
Me sacan las fuerzas que quizás...
me lleven a vos
Las noches eternas,
las luces sin tu sonrisa
Los días sin sol no tienen calor
Un sueño sin vos...
No encuentro motivos,
no existen las razones
No hay ilusiones,
no quiero llegar
Sino es junto a vos...
Mañanas de frío,
un cigarrillo sin fin
No tiene sabor si no es de a dos
Mañanas de llanto,
un café sin sabor
Mis manos heladas,
mi alma se fue
Muy junto a vos...
La casa no es nada,
un sueño sin sentido
No encuentro la forma,
no encuentro el lugar
No encuentro razones,
no entiendo el porque
Solo se q existo si es junto a vos
Si es junto a vos...
Mañanas de frío,
un cigarrillo sin fin
No tiene sabor si no es de a dos
Mañanas de llanto,
un café sin sabor
Mis manos heladas,
mi alma se fue
Muy junto a vos...
Mañanas de frío,
un cigarrillo sin fin
Mi alma se fue muy junto a vos
Muy junto a vos...
(Mi santuario se fue con vos)
Muy junto a vos...
muy junto a vos...

http://es.youtube.com/watch?v=NBzhoK-nlOk

Marx en protestante digital 8

Hombre marxista y hombre cristiano
Televisiones, radios, periódicos, revistas, Internet y otros medios de comunicación están exaltando la filosofía marxista al cumplirse 125 años de la muerte de Carlos Marx. Siguiendo la efeméride he escrito para PROTESTANTE DIGITAL siete artículos en torno a Cristianismo y Marxismo. Hoy concluyo la serie con unas consideraciones sobre el fin último del ser humano desde la óptica marxista y la óptica cristiana.
Cuando el marxismo rechaza la visión cristiana del mundo está limitando los valores del ser humano a un destino temporal. Para el marxismo, la tierra es la única patria del hombre.
El hombre es un fin en sí mismo.
No apunta a lo infinito.
No contempla proyección alguna hacia lo eterno.Para el Cristianismo es al revés.
La tierra es solamente un medio. El fin del ser humano está al otro lado de la tumba.
San Pablo lo explica de esta manera: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2ª Corintios 4:18).Al interpretar el papel de la religión en la esfera social el marxismo nos propone una alternativa que supera los límites de la razón.
Entre Dios y el hombre hay una barrera insalvable. Es preciso escoger.
Elegimos a Dios o nos quedamos con el hombre.
La argumentación es impecable.El Cristianismo apuesta por el hombre. Su dignidad es tan grande, que ha sido creado “un poco menor que los ángeles” (Salmo 8:5).
Dios valora al hombre a tan alto precio, que para salvarlo El mismo se hizo hombre. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).En 1844, en un artículo titulado Contribución a la crítica de la filosofia del derecho de Hegel, el Marx de 26 años escribe estas palabras: “La historia tiene la misión, una vez que la verdad del más allá se ha desvanecido, establecer la verdad del más acá”. Palabras muy bonitas. Pero la verdad del más allá no se ha desvanecido. No pudo desvanecerla el marxismo; no pudieron desvanecerla Federico Nietzche ni Juan Pablo Sastre con sus gritos sobre la muerte de Dios, ni la teología que surgió después de ellos queriendo enterrar definitivamente a Dios. El Marxismo, con su orientación terrenal, se ha quedado en el más acá de la materia absoluta. El Cristianismo, con su orientación celeste, ha estado y estará más allá de todos los mundos habitados.

Marx en protestante digital 7

Marx y Dios
En su teoría sobre el materialismo Carlos Marx, como le ocurrió a Demócrito en su tiempo, tropieza con el problema de Dios. Si la vida tiene una explicación exclusivamente material, ¿qué lugar ocupa Dios en la existencia humana? (*)
Marx no se detiene. Sigue el sistema del ateísmo. Cuando una pared estorba se la echa abajo y se continúa el camino, aunque el sistema y la vida perezcan bajo los escombros. En LA SAGRADA FAMILIA, Marx escribe: “No sabemos nada de la existencia de Dios, porque la simple materialidad es capaz de proporcionar el objeto de la percepción y el saber”. En su rotunda afirmación de que nada sabemos de la existencia de Dios, Marx tendría que haberse mostrado más humilde. Nada sabría él. Pero millones de seres humanos la proclaman. Un periodista francés, hijo de padre judío y madre francesa, ateo y marxista, fue convertido a la fe del catolicismo en un encuentro fugaz con Dios en un templo de Paris. Se llama André Frossard. Inmediatamente escribió un libro al que puso por título DIOS EXISTE, PORQUE YO LO ENCONTRÉ. Todas las teorías juntas del ateísmo materialista no valen para arrancar esta seguridad de un corazón creyente. Dios existe, no porque he leído sobre El, sino porque yo lo encontré. En la tesis doctoral que Marx escribe exaltando la independencia del hombre frente a los dioses, dice: “Las pruebas de la existencia de Dios no pasan de ser ontologías carentes de sentido”. Ontología es una palabra que figura la repetición de un mismo pensamiento en diferentes formas y épocas. El hecho de que la existencia de Dios sea una doctrina repetida desde tiempos eternos, habla a favor de su realidad. El francés Descartes decía que “la existencia de Dios es más cierta que el más cierto de todos los teoremas geométricos”. Lo que un filósofo como Marx niega, otro filósofo como Descartes lo confirma. Un argumento del eminente filósofo cristiano Arthur Copleston a favor de la realidad de Dios es el hecho de la existencia misma del ser humano. Copleston dice: “Yo dependo de mis padres, del aire, de los alimentos. Si continuamos en ese sentido hasta lo infinito, no tendremos ninguna explicación de la existencia. Por ello, a fin de explicar la existencia, debemos llegar a un Ser que contiene en sí mismo la razón de su existencia, al que no es aplicable la alternativa de no existir”. ¡Formidable, irrebatible, contundente! ¿Qué quiere el marxismo? ¿Convertimos en eslabones perdidos en la gran cadena de la Historia, girando sobre nosotros mismos sin encontrarnos jamás, sin ser capaces de explicamos ni de explicar cómo fue nuestro origen, qué o quién nos creó animales racionales y espirituales? Si no existe el Dios—causa nos situamos en un orden catastrófico, sin atmósfera primera ni última, con la muerte como fórmula final, sin resurrección ni supervivencia. Con motivo de cumplirse 125 años de la muerte de Carlos Marx continúo escribiendo una serie de artículos sobre Cristianismo y Marxismo.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

Marx en protestante digital 6

La doctrina social del Nuevo Testamento
Ante la abundancia de textos sobre los principios sociales del Cristianismo, tema ignorado o voluntariamente falsificado por Carlos Marx, escribo un tercer artículo con textos del Nuevo Testamento.
El cuerpo de doctrina social, que tiene por base la distribución generosa y liberal de los valores materiales, tan requerido por el Marxismo, fue ya anticipado por Juan el Bautista y recogido por Lucas en su Evangelio. Al pedirle la gente instrucciones sobre su comportamiento, el Bautista responde: “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene que comer, haga lo mismo” (Lucas 3:11). ¿Ofrece el Marxismo textos de solidaridad entre los hombres más claros que éste del Evangelio? ¿Por qué, entonces, atacar lo que es superior? Ni todo pobre es justo, ni todo rico malvado. Pero ricos como el epulón, representante de una clase social con capital y sin entrañas, blanco de todos los dardos marxistas, cayeron bajo el anatema de Cristo siglos antes de que los fustigara Carlos Marx. De ello es una muestra el siguiente texto: “Ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque lamentaréis y lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque así hacían sus padres con los falsos profetas” (Lucas 6:24-26). Fue el Cristianismo primitivo, el Cristianismo de Cristo, el primer movimiento revolucionario que alzó su voz contra la explotación del proletariado por parte del capital. Muchos siglos antes de que Carlos Marx viera la luz del mundo en la ciudad alemana de Tréveris, a orillas del Mosela, un dirigente de la primera generación cristiana escribió contra la acumulación y abuso del capital esta valiente denuncia: “Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia” (Santiago 5:1-6). Compárese esa cita de Santiago, hermano de Cristo por parte de madre, con esta otra de Marx, que figura en su obra EL CAPITAL: “Cualquiera que sea la tasa del salario, alto o bajo, la condición del trabajador debe empeorar a medida que el capital se acumula”. Podría llenar centenares de páginas con citas semejantes. Cuando el Cristianismo superó las pruebas de la persecución y empezó a gustar las mieles del triunfo, se apoltronó en el poder temporal, olvidó a la clase trabajadora, se hizo amigo de los ricos y odioso a los pobres. Sustituyó la humildad de Cristo por el oro y el poder y llegó a convertirse, cierto, en el látigo de los débiles. A Carlos Marx le hubiera bastado con regresar al Cristianismo, a sus fuentes primitivas; haber hecho la revolución espiritual de Cristo en el seno de las religiones europeas que habían quedado convertidas en sombras de lo que un día fue el Cristianismo de Cristo. El mundo se lo hubiera agradecido más y su éxito habría sido mayor.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008

Marx en protestante digital 5

Jesús y la justicia social
Escribo un segundo artículo sobre los principios sociales del Cristianismo con la intención de responder a la crítica que de ellos hace Carlos Marx. Utilizo en exclusiva argumentos tomados del Nuevo Testamento.
Cuando el Señor inaugura su ministerio en la sinagoga de Nazaret lee estas palabras de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). El Evangelio es predicado primero a los pobres, desheredados de los bienes terrenos. Las Bienaventuranzas (Mateo 5:3-11) son ocho cartas para el mundo de la pobreza, ocho rayos de esperanza a la clase más explotada en el curso de la Historia. El juicio final tendrá muy en cuenta el comportamiento del hombre para con ese mundo de la pobreza, desheredado de bienes materiales y de afectos humanos. “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos mis pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:34-46). Al joven rico, que desea conocer la forma de heredar la vida eterna, eterna preocupación del hombre desde la caída de Adán, Cristo le dice: “Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo” (Lucas 18:18-30). La gran lección de este pasaje es que las riquezas suelen ser un obstáculo para alcanzar la presencia de Dios. En la parábola del rico necio (Lucas 12:13-21), de una gran carga social, Cristo se pronuncia contra la avaricia y contra la retención injusta de la propiedad con imágenes y conceptos superiores a los usados por Marx. Cristo no fustiga al terrateniente, pero le hace ver su necedad al invertir los valores de la existencia, descansando su objetivo en la vida misma en lugar de pensar en lo trascendente. Al propio tiempo descubre la miseria del corazón humano; el egoísmo del capital, cuya única preocupación consiste en multiplicar sus valores, sin importarle las necesidades ajenas. En tema de justicia social, Cristo es aquí más marxista que el propio Marx.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

Marx en protestante digital 4

Principios sociales del cristianismo
En mi último artículo expuse las opiniones de Carlos Marx sobre los principios sociales del Cristianismo. Aquí destaco lo que el Nuevo Testamento enseña al respecto.
El cuerpo humano, hecho de tierra y para la tierra, interesa tanto al Cristianismo que Dios mismo se hizo hombre con el fin de mejorar la condición del hombre. La preocupación del Cristianismo por el entorno social del hombre material es más fuerte que en los escritos de Marx y de Engels. Que el Cristianismo no limita su preocupación al bienestar terreno del hombre, que le señala metas más elevadas, es cierto; pero no es cierto que ignore su problemática social ni sus necesidades terrenas. Mantener que al Cristianismo interesa el hombre sólo para el cielo es desconocer el contenido social del Nuevo Testamento. Cristo, a quien pertenecían todos los reinos del mundo, nació en un ambiente de extrema pobreza. Pudo haber elegido un palacio por cuna y cortesanos principales como testigos de su encamación. Su cuerpo de niño pudo haber sido envuelto en lujosos tejidos y bañado en aguas perfumadas. Pero en lugar de eso, lo que todos sabemos: la posada rústica, el pesebre hediondo; el primer llanto de Dios hecho niño se confundió con el mugir de las bestias y por el sentido de su olfato recién abierto a la vida penetró el olor aborrecible de los orines y excrementos de los animales. Esta pobreza extrema y voluntaria tuvo un sentido de solidaridad social con la clase explotada. Pablo lo explicaría de la siguiente forma: “Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Corintios 8:9). La solidaridad de Cristo con el mundo del trabajo no quedó en doctrina. Su vida fue un ejemplo vivo y constante: “Yo estoy entre vosotros como el que sirve”, dijo a los discípulos (Lucas 22:27). Porque: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). Si Carlos Marx hubiera meditado sin prejuicios el capítulo uno de Lucas no hubiera escrito aquello de que “los principios sociales del cristianismo predican la realidad de una clase gobernante y una oprimida”. En el capítulo señalado se encuentra el cántico de la Virgen María, pronunciado ante su prima Elisabet. La madre del Salvador era entonces una muchacha entre los 16 y 18 años. Y en sus palabras hay más sentido de solidaridad social que en los escritos más socialistas de Marx. En el mundo del poder y del dinero los ricos entran y salen llenos. Pero en la economía de Dios ocurre al revés. Dios, dice María, “Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos” (Lucas 1:52-53).
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

Marx en protestante digital 3

Cristianismo y lucha de clases en Marx
Es el tercer artículo que escribo sobre Carlos Marx al cumplirse el 125 aniversario de su muerte. Uno de los temas más destacados en la concepción marxista de la Historia es la lucha de clases.
En el MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA Marx afirma que “la historia de cualquier clase de sociedad hasta nuestros días no ha sido más que la historia de la lucha de clases”. Para Marx, la aparición de la sociedad burguesa no trajo nada nuevo: “No ha hecho más que sustituir nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas formas de lucha a las de antes”. La injusticia que Carlos Marx denuncia en la lucha de clases la traslada al Cristianismo. La crítica más severa de Marx contra los principios sociales del Cristianismo se contiene en un artículo titulado “El comunismo” del periódico “Rheinischer Beobachter, escrito en 1847 como réplica a otro artículo de este diario conservador. Marx se hallaba por aquel entonces desterrado en Bruselas y el trabajo fue publicado originalmente por el Deutsche Brüsseler Zeitung el 12 de septiembre de 1 847, el mismo año en que nació su hijo Edgar. En aquellos días la familia Marx arrastraba una situación económica deprimente. Apenas tenía lo imprescindible para la comida diaria. Más que contra el Cristianismo de Cristo, la rabia de Marx tiene por blanco el capitalismo burgués, producto de un Cristianismo deformado, politizado, materialista e inhumano. El artículo referido se recoge en el tomo SOBRE LA RELIGIÓN en Marx y Engels, preparado por Hugo Assmann y Reyes Mate. Dice así: “Los principios sociales del cristianismo predican la realidad de una clase gobernante y una oprimida y lo único que tienen para esta última es el piadoso deseo de que la otra se muestre caritativa. Los principios sociales del cristianismo trasladan al cielo la concreción de todas las infamias aludidas por el concejal del consistorio, y por lo tanto justifican la existencia continuada de dichas infamias en la tierra. Los principios sociales del cristianismo declaran que todos los actos viles de los opresores contra los oprimidos son o bien el justo castigo del pecado original y de otros pecados, o bien pruebas que el Señor, en su infinita sabiduría, impone a los redimidos”. El catálogo de acusaciones es largo. En su análisis parcial y despiadado Marx se muestra muy poco científico. Acusa, pero no prueba. Ataca sin ofrecer razones. El, tan cuidadoso en la selección de argumentos, olvida decirnos si en ese momento piensa en el Cristianismo del Nuevo Testamento o en las religiones salidas de él, que hacen un uso indebido del nombre. La distinción aparecerá al año siguiente, al redactar en colaboración con Engels el MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA publicado en febrero de 1848. En el MANIFIESTO Marx dice que “así como el cura ha ido siempre de la mano del terrateniente, así también el socialismo clerical ha ido de la mano del socialismo feudal”. La diferencia entre “socialismo cristiano” y “socialismo clerical” resulta esencial en el enjuiciamiento general de la crítica marxista de la religión. Cuando Marx ataca al cristianismo piensa en términos de Iglesia católica y protestantismo institucionalizado. En este mismo pasaje del MANIFIESTO agrega que “el socialismo cristiano no es más que el agua bendita con que el sacerdote consagra el despecho del aristócrata”. Si al criticar el Cristianismo Marx hubiera tenido más en cuenta las raíces y menos los frutos, sus conclusiones habrían sido distintas. Para no captar la preocupación social del Cristianismo primitivo hay que ser muy ignorante o querer deformar intencionadamente los hechos.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional

Marx en protestante digital 2

El verdadero opio del pueblo
Carlos Marx, convertido en mito revolucionario a esta altura del siglo XXI, falleció en 1883, hace ahora 125 años. Con tal motivo estoy escribiendo para PROTESTANTE DIGITAL una serie de artículos en torno a Marxismo y Cristianismo. Este es el segundo.
La frase clásica sobre la crítica de la religión en Carlos Marx es una que figura en su escrito CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE HEGEL, de finales de 1843 y enero de 1844. Dice Marx: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu carente de espíritu. Es el opio del pueblo”. Puede que Marx tuviera razón cuando enjuiciaba un determinado comportamiento religioso. Pero esa religión nada tiene que ver con el Cristianismo de Cristo. A partir de 1846 las críticas religiosas de Marx son cada vez menos frecuentes. En la CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA, DE 1857, y en EL CAPITAL, de 1867, Marx prácticamente ya no habla de la religión en general; todo a lo más evoca el papel que juega el fenómeno religioso en una determinada sociedad. Actualmente, el debate sobre la crítica de la religión en Carlos Marx apenas tiene seguidores. Pero ¿fue Carlos Marx más audaz que Cristo en la crítica a las religiones acomodadas e institucionalizadas? En tiempos de Cristo coexistían tres grandes grupos religiosos en el seno del judaísmo, formados por escribas, fariseos y saduceos.
Los escribas eran los intérpretes de la Ley, convertidos en una casta sacerdotal.
Los fariseos eran los conductores del pueblo, obligando a cumplir la Ley y actuando en ocasiones por encima de ella.
Los saduceos eran enemigos a muerte de los fariseos. Intervenían en todas las actividades políticas.Cristo no pudo enfrentarse a protestantes burgueses ni a papas dominadores de la conciencia. No existían. Pero es preciso leer los cuatro Evangelios para concluir que Jesús de Nazaret se anticipó dos mil años a Carlos Marx en la crítica a la religión y lo hizo con más virulencia. Bastan unos textos de muestra:
“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27).
“Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” (Mateo 3:7).En un arranque de indignación, Jesús tomó un látigo y la emprendió a latigazos contra quienes hacían de la religión una mercadería vergonzosa. Carlos Marx no llegó a tanto.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

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Marx y Cristo, 125 años después
Se cumplen este año los 125 de la muerte de Carlos Marx, fallecido el 14 de marzo de 1883 a las tres menos cuarto de la tarde. Para conmemorar la efeméride, medios de comunicación de países europeos, especialmente, están dedicando amplios espacios a destacar la figura y la obra del indiscutiblemente gran pensador judío alemán.
PROTESTANTE DIGITAL no quiere permanecer al margen del acontecimiento. A partir de esta semana publicará una serie de artículos en los que se analizarán los temas centrales de la filosofía marxista y la respuesta del Cristianismo de Cristo. Iniciamos la serie con un acercamiento a la religión que conoció Carlos Marx en su época. Se ha escrito mucho sobre la crítica que Carlos Marx hace a la religión. Pero creo que este punto no ha sido claramente verificado. Para entender con objetividad la crítica marxista de la religión hay que derivar su doctrina del momento histórico que le tocó vivir y de las circunstancias sociales y religiosas que rodearon su vida desde la juventud. Henrich Marx, padre de Carlos Marx, fue un abogado judío. Para poder ejercer se convirtió al protestantismo. Pero jamás renunció a sus creencias judías. Entre sus parientes había varios rabinos. Carlos Marx conocía muy bien el judaísmo. Le dedica muchas páginas en su libro de 1843, LA CUESTIÓN JUDÍA. En la Alemania de mayoría protestante y de fuerte presencia católica estudió a fondo ambas religiones, que le desencantaron totalmente y contra las que arremetió en sus escritos, metiéndolas juntas en el saco sin fondo del Cristianismo. Cuando Carlos Marx crítica la religión estaba criticando la avaricia del judío materialista. Estaba criticando el protestantismo burgués aliado con el capitalismo. Estaba criticando la explotación del obrero por parte de las altas jerarquías católicas. La actitud de Carlos Marx ante la religión fue la misma que adoptó la revolución francesa de 1830 contra la monarquía dictatorial y el clero cómplice, y la revolución soviética de 1917 contra la explotación de los campesinos por los zares y la Iglesia ortodoxa. Lo que critica Marx no es el Cristianismo del Nuevo Testamento, sino el cristianismo dentro de la fe capitalista, “en su versión burguesa del protestantismo”, como dice en LA IDEOLOGÍA ALEMANA, escrita en colaboración con Engels, y el poder absolutista del Papa sobre los soberanos, ideas en las que insiste hasta la publicación de los MANUSCRITOS en 1844. Sobre este tema conocemos bien el pensamiento de Marx quien, juntamente con Engels, habla claramente de ello en el MANIFIESTO COMUNISTA, donde leemos: “Lo mismo que el clérigo siempre anduvo de parte del feudal, así también anda el socialismo clerical junto con el feudalista”. Más duro se muestra en una carta dirigida a Engels en 1869, en la que escribe: “En este tour por Bélgica con parada en Aquisgrán y paseo por el Rin arriba, me he convencido de que hay que proceder contra los curas de manera enérgica, sobre todo en las regiones católicas”. La conclusión de que este tipo de religión deja al ser humano impotente e indefenso ante el poder del mediador constituye una obsesión para Carlos Marx. “Es claro — dice — que ese intermediario se convierte en un verdadero Dios.. .en un ser fuera del hombre y por encima de él, pues el mediador es el poder real sobre aquello que le convierte en mediador” (Werner Post, LA CRÍTICA DE LA RELIGIÓN EN KARL MARX, pág. 241). Cualquier persona que conozca el Nuevo Testamento y lea este párrafo creerá que está leyendo a San Pablo. Las ideas son totalmente coincidentes.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.

ella uso mi cabeza como una espontanea

Ella usó mi cabeza como una espontanea
y con sus ojos hermosos atraveso mi alma
me vi llegando tarde tarde a los grupos
despues de obtener el don por azar
estaba listo para hacer estragos
Pasa el tiempo y ahora creo que,
esteban de ninguna manera merecia ganar
ella uso mi cabeza como una espontanea
No creerias las cosas que le dije a ella
cobardemente pero sin vergüenza
ella se fue y dije gane
pero perdi, cuando la verdad
de mi lujuria quedo expuesta
Fui tan caliente como un sarten
y tan sincero como pude
Ella uso mi cabeza
como una espontanea