domingo, 29 de junio de 2008

Marx en protestante digital 2

El verdadero opio del pueblo
Carlos Marx, convertido en mito revolucionario a esta altura del siglo XXI, falleció en 1883, hace ahora 125 años. Con tal motivo estoy escribiendo para PROTESTANTE DIGITAL una serie de artículos en torno a Marxismo y Cristianismo. Este es el segundo.
La frase clásica sobre la crítica de la religión en Carlos Marx es una que figura en su escrito CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE HEGEL, de finales de 1843 y enero de 1844. Dice Marx: “La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como es el espíritu carente de espíritu. Es el opio del pueblo”. Puede que Marx tuviera razón cuando enjuiciaba un determinado comportamiento religioso. Pero esa religión nada tiene que ver con el Cristianismo de Cristo. A partir de 1846 las críticas religiosas de Marx son cada vez menos frecuentes. En la CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA, DE 1857, y en EL CAPITAL, de 1867, Marx prácticamente ya no habla de la religión en general; todo a lo más evoca el papel que juega el fenómeno religioso en una determinada sociedad. Actualmente, el debate sobre la crítica de la religión en Carlos Marx apenas tiene seguidores. Pero ¿fue Carlos Marx más audaz que Cristo en la crítica a las religiones acomodadas e institucionalizadas? En tiempos de Cristo coexistían tres grandes grupos religiosos en el seno del judaísmo, formados por escribas, fariseos y saduceos.
Los escribas eran los intérpretes de la Ley, convertidos en una casta sacerdotal.
Los fariseos eran los conductores del pueblo, obligando a cumplir la Ley y actuando en ocasiones por encima de ella.
Los saduceos eran enemigos a muerte de los fariseos. Intervenían en todas las actividades políticas.Cristo no pudo enfrentarse a protestantes burgueses ni a papas dominadores de la conciencia. No existían. Pero es preciso leer los cuatro Evangelios para concluir que Jesús de Nazaret se anticipó dos mil años a Carlos Marx en la crítica a la religión y lo hizo con más virulencia. Bastan unos textos de muestra:
“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27).
“Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” (Mateo 3:7).En un arranque de indignación, Jesús tomó un látigo y la emprendió a latigazos contra quienes hacían de la religión una mercadería vergonzosa. Carlos Marx no llegó a tanto.
J. A. Monroy es escritor y conferenciante internacional.© J.A. Monroy, ProtestanteDigital.com (España, 2008).

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